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  • Lic . Verónica Icasuriaga

Si bien con este titulo hacemos referencia a una expresión vinculada a lo comercial y que define prácticamente un rubro, no es del libre juego mercantil de la oferta y demanda que nos ocuparemos, aunque si intentaremos abrir alguna pregunta sobre un juego, en donde tomando la sabiduría popular podemos decir que lo barato sale caro.Tomemos en principio, para introducirnos en el terreno del juego y de los niños una nota a pie de pagina del Capitulo II "Mas allá del principio del placer", texto en que describe Freud el juego del Fort-Da, nos dice: "...un día que la madre había estado ausente muchas horas, fue saludada a su regreso con esta comunicación "¡ Bebe, o, o, o!!, primero esto resulto incomprensible, pero pronto se pudo comprobar que durante esa larga soledad, el niño había encontrado un medio para hacerse desaparecer a sí mismo. Descubrió su imagen en el espejo del vestuario que llegaba casi hasta el suelo y luego le hurto el cuerpo de manera tal que la imagen del espejo "se fue".Recordemos que en la traducción de este juego el o-o, remite al Fort, "se fue" y el Da, "aquí esta".Aquí el lugar del niño va a ser el del objeto a. El niño identificado al carretel juega a que es él quien desaparece para el Otro. Es el primer objeto que ofrece para recubrir la carencia del Otro, nos dice Lacan en el Seminario XI.Juego este, que queda inscripto en la dialéctica de la relación con la madre, cuya significación aporta una respuesta a la ineludible pregunta del¿ Puedes perderme?.Cabe situar aquí que para el ser hablante, su muerte es ante todo una falta que acontece en el lugar del Otro. Huella que puede rastrearse en el verbo fallecer, que derivado del verbo latino fallere se empleo inicialmente con el sentido general de faltar y solo mas tarde fue utilizado con la aceptación de morir.Si bien puede decirse que el niño no es un adulto, podrá entonces suponerse que para que halla un adulto debió haber habido un niño. En este terreno de las diferencias entre el niño y el adulto podemos situar ese tiempo histórico en el que se juegan ciertas operaciones fundantes. Tiempo constitutivos donde cobra valor el juego evidenciando este movimiento entre el sujeto y el Otro, sirviendo para tejer el nudo de lo real, lo simbólica y lo imaginario, siendo a la vez operador y consecuencia del anudamiento de la estructura.Tomando las palabras de Liliana Donzis, diremos que: "El psicoanálisis nos invita a considerar la niñez como un tiempo de escritura, cuyas letras edifican en una arquitectura borromea –RSI – el andamiaje en el que advendrá el sujeto"Queda así determinado ese lugar de la infancia donde se inscribe una historia que puede ser leída y elaborada a posteriori.A partir de lo dicho, podemos plantear el juego al menos en dos vertientes, por un lado como de un trabajo de la presencia y la ausencia, y en otro momento como retorno de lo reprimido marcado por la castración.Y diremos también que es menester que a veces en el análisis, otras en la vida cotidiana, los niños rescriban con palabras y juegos sus marcas de origen. Modalidad a través de la cual se apropian en lo imaginario de su cuerpo, siempre enajenado a los oficios del Otro.Detengamos ahora a observar el siguiente juego:" El sol del mediodía pega fuerte en los andenes de retiro. Raro en un día de agosto. Ismael y Ramón no tienen apuro intentan agarrar una paloma de voleo. El pitazo anuncia que un tren tiene entrada a la estación. Los chicos no hablan , se miran y se lanzan al medio de las vías. Con las piernas abiertas, bien firmes mirando la maquina, esperan. El maquinista vuelve a sonar el silbato, saca la cabeza por la ventanilla. Los de la seguridad privada, que están en los andenes aledaños, se mueven. Salen los trabajadores de las casetas Todos miran, nadie grita, ni hace señas, nada. El tren esta mas cerca y los pibes siguen ahí: "Salí", grita Ismael y salta hacia la derecha. Un segundo mas tarde, Ramón elige la izquierda y lanza la carcajada, aunque después dirá que a veces recuerda a Walter, un amigo que hace tres años no salto a tiempo. Pasa el tren, el viento se lleva las puteadas del maquinista y todo el mundo vuelve a los suyo, no paso nada. Ismael y Ramón forman parte de la legión de pibes que están en las calle y viven alrededor de una estación del ferrocarril. La mayoría practica este juego (para algunos sin nombre, para otros "Te doy todo por dos pesos) en el que arriesgan la vida. Se juegan las monedas que tienen o lo hacen porque sí, según el día. Ramón ya no recuerda cuando fue la primera vez ni a quien se le ocurrió, pero sí Que el maquinista los puteaba. "Te mandaban una desde el día en que naciste" "¿Lo que sentía? No, el corazón, nada, pero se te fruncen hasta las piernas" ¿Y por que les resultaba divertido? "Te cagaban a pedos?"El juego era parte de la rutina diaria y la gente de la estación, ya los conocía.Pero un día, cuenta Ramón, Walter quiso aguantar mas que los otros, y el "tren le paso por arriba.Vinieron los bomberos y la policía. Ahí los de la estación nos echaron, nos dijeron que no apareciéramos mas"Cuando los chicos de la calle juegan al "Te doy todo por dos pesos", no simbolizan. Es literalmente así, todo incluye nada mas y nada menos que la propia vida.A veces es el juego de los trenes, otras es la temeridad de inyectarse con agujas de alguien que ya esta infectado. Y todo parecen hacerlo sin dramatismo, riéndose.O se juegan la vida en asaltos, cada vez más peligrosos, buscando deliberadamente que haya policía cerca " si me matan ¿ qué pierdo? suelen preguntar."El juego es algo que, desde sus formas más simples, hasta las mas elaboradas, se presentan como la sustitución de la dialéctica, en sus tres términos, de una simplificación que, en primer lugar lo instituye en sistema cerrado.Lo propio del juego es siempre, aun cuando esta enmascarada, una regla.La apuesta es, de algún modo lo que enmascara el riesgo. "La verdadera apuesta del asunto- nos dice Lacan- es este jugador, sujeto dividido de ese pequeño objeto, de ese residuo. Si él es algo que soporta toda la actividad del juego, es ese algo que se produce en el reencuentro del sujeto dividido, en tanto es sujeto, con ese algo por el cual el jugador se sabe, el mismo, el deyecto en otra parte, otra parte a todo riesgo, otra parte desde donde el ha caído, del deseo de sus padres."En "Dos Notas sobre el niño", Lacan nos dice.-"La función de residuo que sostiene (y a un tiempo mantiene) la familia conyugal en la evolución de las sociedades, resalta lo irreducible de una transmisión (...) que es la de una constitución subjetiva, que implica la relación con un deseo que no sea anónimo."Las funciones del padre y de la madre se juzgan según una tal condición. "La de la madre, en tanto sus cuidados, están signados por un interés particularizado, así sea por la vía de las propias carencias. La del Padre, en tanto que su nombre es un vector de una encarnación, de la Ley en el deseo"Así Lacan señala la dependencia estructural del sujeto humano de la organización familiar, la cual transmite la posibilidad de la constitución subjetiva, ya que implica para el niño, la relación con un deseo que no sea anónimo, sino, que este encarnado.¿Qué paso entonces con los sujetos implicados en el relato propuesto? ¿Se trata de un juego?Juego de niños que ya Freud homologa con la fantasía de los adultos "escena que subiendo y bajando el telón, hace girar el escenario de la escena real a la Otra escena".Aquí mas bien parece tratarse de una mostracion, cuyo sentido permanece opaco e incomprendido para el sujeto, de un llamado al Otro a fin de que vuelva a ocupar el lugar de sostener la palabra, ya que cuando no hay nadie que la sostenga, cuando no hay Otro que escuche, que lea, que interprete los significantes del sujeto - ¿Tiene sentido hablar? o ¿se hace necesario apelar al acting?Acting-out, out, fuera de lo simbólico. El acting out es una suplencia bajo la forma actuada a una falta de Behajung, de reconocimiento simbólico de la palabra. El acting-out es un llamado que exige ser retomado.Aquello que la lectura no descifro aparece en la puesta en escena. Esa definición del proceso del acting-out toma su lugar en el transcurso de los primeros años, del retorno de Lacan a Freud, en una formula mas general. "Lo que no ha llegado a luz del simbólico aparece en el real, real actuado en el acting-out."Y se lo define como una mostracion, como una llamada de atención, es esto lo que sitúa el cronista cuando relata que mientras los chicos se lanzan al medio de las vías y esperan, mirando la maquina que se acerca, los de seguridad privada, los trabajadores: "Todos miran, nadie grita ni hace señas, nada". Solo el maquinista desde su lugar de testigo obligado responde – primero con silbato ante la escena que se le propone y luego con "las puteadas", sancionando de alguna manera este acto de los chicos.Pero frente a la posibilidad de pensar este "¿juego?" como un acting-out, nos encontramos con un limite que de franquearlo lleva al desgarramiento de la escena mostrada, el sujeto se arroja fuera de la misma a la manera de un pasaje al acto.Acting out y pasaje al acto tienen que ver con borde, el franqueamiento, el pasar él limite (extralimitarse) que ellos representan solidifica ese borde.El pasaje al acto efectúa lo que el acting out inhibe.Nos preguntamos ¿Será posible regresar el terreno de los simbólico?Aquí parecen abrirse dos vías posibles.Por un lado (cuando el mensaje no llega a destino), el pasaje al acto logrado de Walter, quien "no salto a tiempo" y a quien "el tren le paso por arriba"Pasaje al acto logrado en el que la escena mostrada se desgarra y el sujeto se arroja fuera de la misma.Donde el Otro será convocado a hacerse cargo del cuerpo como resto, como despojo. Esta escena que tomamos de un articulo periodístico, describe un juego de características siniestras, cuyo mecanismo es simple y donde sus reglas indican que gana quien ultimo salta de las vías, es decir gana aquel que más se enfrenta a perder.El precio es su propia vida, precio que vale como ultimo modo de interrogar al Otro. Otro instituyente que ha desfallecido, no permitiéndole un lugar donde alojarse y el Otro de lo social no aparece como facilitador de dicho alojamiento.Si retomamos nuestro punto de partida, donde planteábamos en los cimientos del jugar con los niños encontramos el juego de sustraerse al Otro, ejemplificado por el Fort Da, aquí nos enfrentamos con otra dimensión en donde el juego se desliza, a " Te doy todo por dos Pesos", en la medida en que es el cuerpo del Otro que no ha hecho mismidad, el que se expone a riesgo de perder la vida, en esta apuesta expresado por el "Te doy todo por dos pesos".Cuatro chicos de la calle, cuentan y representan este juego, con una fotonovela presentada en una exposición en el centro Cultural Recoleta a la que se dio en llamar a su vez "Chicos de la calle"Dada esta producción cabe preguntarse ¿Habrá operado algún cambio de vía que propicie la simbolización allí donde algo se pudo novelar para ellos?


Verónica Icasuriaga - Guillermo Unzain - Sonia Verdú



BIBLIOGRAFÍAVARIOS Desarrollo y Estructura en la Dirección de la Cura - Edit. AtuelHEINRICH HAYDE Borde<R>S de la neurosis . Edit Homo SapiensVARIOS La Angustia en la dirección de la cura. Edit . Lugar EditorialRABINOVICH N. El Nombre del Padre: articulación entre la letra, la ley y el Goce. Edit. Homo SapiensLACAN J. Seminario Nro 14 - "La lógica del Fantasma"LANATA JORGE - ROBERTI RAQUEL - KLIPPHAN ANDRES Revista XXII. Año 2 Nro 56. Nota. "Tiempos Violentos"

Acuden a la entrevista los padres de Thiago, con una derivación médica por “enuresis y encopresis primaria”

El diagnostico que me entregan esta dirigido a otra profesional de Capital, ante lo cual explican que buscaron alguien que “les fuera más cómodo”, razón por la cual le solicitan mi teléfono a una amiga cuyo hijo está en tratamiento conmigo.

Cuentan que su hijo tiene cinco años y es adoptado, desde bebe. Su padre es quien “no tiene la cantidad de esperma necesaria”, para ser padre biológico, explica la madre y “por eso acepto la adopción de Thiago”.

Cuando el niño recién había cumplido un año le detectan a ella, cáncer de mamas, el cual sume a su esposo en una profunda depresión.

Le realizan una cirugía de vaciamiento ganglionar y quimioterapia durante tres años.

Hace unos meses, se encuentra mejor, con un estricto control medico.

La única intervención espontanea del esposo en la entrevista es para explicar que, su absoluta preocupación es el trabajo y hacerse de un colchón económico, por si a su esposa le resurge el cáncer.

El resto de la entrevista está mirando su celular, desconectado del discurso de su esposa, y ante mis preguntas responde monosilábicamente, visiblemente molesto por ser incluido.

Deja claramente estipulado no tener tiempo (¿ni deseo?) para su hijo.

Para la madre a partir del momento que surge el cáncer no hay registros claros de lo que sucedía con el niño, ella dice “todo es una gran confusión”.

El único acontecimiento recordado, es la adopción de Renzo, cuando Thiago tenía 3 años.

Ante mi pregunta de que los llevo a tomar esa decisión en un momento de salud tan difícil, la madre dice “quería un segundo hijo”

Thiago acude al consultorio pidiendo que “Hagamos mascaras, una de hombre y otra de mujer” juego que repite en varias sesiones”.

Junto al “hacer mascara”, agrega el juego de las adivinanzas, la palabra en la cual él pensaba y yo tenia que adivinar era siempre “papá”. (¿Hacemos mascaras pensando en Papá?,)

Me detengo un momento a pensar que en la clínica con niños los puntos de insistencia, son puntos de detención de un recorrido que sé esta construyendo y tiene relación con el lugar particular que se le atribuye al niño en relación con los significantes familiares.

La siguiente sesión arma su familia, durante el juego él y su papá intercambian lugares frente a la madre (¿uno puede ocupar el lugar del otro? ¿Un lugar en el Otro?)

Aclaro que cada muñeco tiene un lugar y es desde ese lugar que puede jugar.

Comienza a pedirme que llame a su papá para decirle “que no quiere hacerse mas pis y que le pida que juegue con él, a la pelota” (¿qué le pida al padre que le dé pelota?)

Este pedido se va convirtiendo en enojo.

Realizo diferentes solicitudes a los padres de una entrevista, la madre no quiere venir sin su esposo y como él esta ocupado no puede “perder tiempo”

Le realizo al padre varias llamadas telefónicas en las cuales él no puede atenderme (¿ni escucharme?) “porque esta ocupado”

Ante la imposibilidad de estos padres de “escuchar sobre su hijo” comienzo a pensar en un corte del tratamiento.

Ante la demanda de Thiago de mas-caras, solo aparecen mascaras-das.

Deja de venir porque es internado por un virus desconocido que le provoca fiebre muy alta (¿del enojo a la calentura?).

Posterior a la internación que dura aproximadamente diez días, la madre me avisa que se van ella y el esposo una semana a Miami “para descansar porque el esposo la ve agotada y esta preocupado”

Al regreso llama pidiendo un nuevo horario para su hijo, el cual no doy, pidiéndoles a cambio una entrevista con ellos.

Luego de incontables dificultades, “porque el esposo estaba con mucha actividad y no se podía dar el lujo de perder un trabajo, como le paso en la entrevista anterior ¿qué perdió me pregunto el papá cuando vino a la entrevista anterior y no puedo darse el lujo de volver a perder?

Finalmente acordamos, día y horario para una entrevista con ambos padres.

Al consultorio concurre la madre sola, contándome que el niño no se hace mas caca, que durante la internación no se hizo pis (quien lo cuidaba a la noche en la clínica era el padre, ya que tenia miedo que su esposa se volviera a enfermar con el esfuerzo)

Ella dice que sabe que su hijo mejoró con el tratamiento, pero han decidido que lo deje “porque no pueden pagar más” (¿qué es lo que estos padre no pueden seguir pagando? ¿Las entrevistas son mas-caras ahora?)

Siguiendo a E.Porge pienso que “la neurosis ordinaria sustituirá en el niño a una neurosis de transferencia no resuelta, dirigida en principio hacia un objeto parental que no sostiene más de la transferencia en el niño”

El punto de ruptura de la transferencia en uno de los padres es ese punto en que ya no es buen entendedor, donde no escucha mas la división del sujeto en su mensaje, justamente ahí donde sería importante que la escuche.

Este desfallecimiento asigna al analista, cuando es solicitado, a re-establecer una transferencia puesta a prueba.

Es una transferencia indirecta que aspira a sostener la transferencia sobre la persona que de entrada se rebeló inepta para soportarla.

Las intervenciones del analista sobre la ubicación de los padres frente a la neurosis del niño son tan o más importantes que sus intervenciones directas sobre esta neurosis.

Bajo la luz de lo mencionado me gustaría abrir interrogante ahora sobre ¿Es posible “escuchar” a un niño si no hay objeto parental dispuesto a que le sea restablecida la transferencia?

Según Jose Attal en Transferencia y fin de análisis con niños el analista tiene que soportar de alguna manera lo que se podría llamar una transferencia familiar, la puesta en juego de los padres instituye al analista en un doble lugar: es el sujeto supuesto saber para el niño, porque es el sujeto supuesto saber para sus padres.

En el caso de los padres de Thiago, que clase de sujeto supuesto a saber instituían –destituían en en la analista?

Institución en tanto traían-dejaban a su hijo, pero destitución en el rechazo a la escucha, en la obturación de la transmisión.

El saber textual se encuentra situación en un doble nivel, nivel del niño y de los padres, es necesaria una doble escucha, Attal manifiesta la imposibilidad de conducir una cura con un niño no queriendo saber nada del discurso que los padres tienen sobre el.

Imposibilidad de tratamiento sin inclusión de los discursos parentales.

En el recorte clínico la imposibilidad de escucha, “el no queriendo saber” se ubica desde los padres y no desde la analista.

Pero como ya sabemos con el deseo del analista no alcanza.

Muchas gracias.

Lacan en el Seminario XI, Capitulo XVI “El sujeto y el Otro: la alienación” introduce el concepto “hablar a la cantonade”, para dar cuenta del discurso infantil cuando el niño no habla ni para si, ni para el otro, habla en alta voz pero a nadie en particular . Este discurso infantil es para Lacan “a buen entendedor”.

En 1986, Erik Porge toma este concepto lacaniano en su articulo que tituló “La transferencia a la cantonade”, donde propone que la dirección del mensaje del niño tiene en simultaneidad dos planos, planteando que en un análisis infantil hay un doble plano en la transferencia, la del niño y la de los padres, con un doble lugar de escucha para el analista.

Afirma que el lugar del analista es el del tercero, ubicándolo en la función de restituir al modo de la novela familiar, ese punto de ruptura en uno de los padres donde ya no es mas un buen entendedor.

Estos puntos de tropiezo cabe decir tienen relación con el lugar particular que se le atribuye al niño en el mito familiar, en correlación a los significantes familiares

Quisiera abrir a la interpelación teórica este concepto de la doble dirección en la transferencia que plantea Erik Porge.

Sostengo desde la teoría y desde la práctica clínica que me llevó a teorizar; que entrevistar a la madre y al padre es considerar dos transferencias diferentes hacia el analista, pudiendo pensarse en dos planos, si ubicamos al niño en uno y a los padres en otro, pero son tres transferencias y no dos a tener en cuenta para el analista.

Pensar que la transferencia de los padres es Una, cuando hay dos sujetos con posiciones diferentes frente al analista, seria tomar a la pareja como UNO contradiciendo el concepto lacaniano de “no hay relación sexual”.

Creo, y propongo pensarlo, que en el análisis de niños hay tres transferencias posibles como mínimo:

· la transferencia del niño ,

· la transferencia del padre

· la transferencia de la madre

Las dos últimas pueden a veces funcionar armónicamente frente a un analista, .pero eso no las hace Una.

Si el síntoma es una respuesta que el sujeto produce en su encuentro con lo real y los síntomas infantiles nos remiten también a las dificultades del “no hay relación sexual” que portan sus progenitores, según como consideremos teóricamente la posición de los padres estará marcada la dirección de la cura.

Si bien el síntoma del niño se articula de los significantes de los padres, y sabemos que es una respuesta que le permite encontrar un modo de arréglaselas con aquello que no funciona, también es cierto que cada padre conserva un rasgo particular de estos significantes que los diferencian y es una diferencia a tener en cuenta en la relación transferencial dentro de la dirección de la cura

Porque cada padre y cada madre se encuentran atravesados por lo que cada uno de ellos es en tanto sujeto y están atravesados por la inexistencia de la relación sexual, es que no podemos suponer que los padres plantean una sola transferencia, remitiéndolos a una relación ideal unificada.

Es necesario sondear por los caminos de las transferencias individuales ya sea que se instalen o no, cada posición subjetiva en relación a su hijo.

De la práctica podría extraer muchísimos ejemplos de tratamientos que por no contar con el aval de uno de sus padres, los tratamientos No han sido posibles aunque si fuera viable contar con el otro.

Otros tratamientos tienen mejor pronóstico aunque uno de sus padres no participe, puede no oponerse y eso permite un cierto desenvolvimiento del niño con el acompañamiento de uno de ellos.

Los tratamientos que cuentan con el compromiso de ambos son por lo general más propicios para el trabajo psicoanalítico, pero no deja de sorprenderme los avatares que se presentan en el camino, por los cambios que provoca en alguno de los padres los cambios que produce el tratamiento en el niño.

Muchas veces se puede vislumbrar estas diferencias transferenciales entre los padres no solo durante el tratamiento sino también al cierre del análisis del niño cuando alguno de sus padres solicitan continuar con un tratamiento individual.

Recordemos que la transferencia es un proceso circular que esta en un constante producirse, en constante devenir, es un modo dinámico de relación entre el sujeto y el Otro

En la “Conferencia de Ginebra sobre el síntoma” de 1975 – Lacan retoma la lectura del caso Juanito, y haciendo referencia al encuentro del niño con su propio goce, dice:

“.es lo que Juanito tiene que enfrentar y sobre lo cual no entiende nada, gracias al hecho de que tiene cierto tipo de madre y cierto tipo de padre….”, remarco que dice cierto tipo de padre y cierto tipo de madre, podemos leer en “tipo” la referencia al modo diferente subjetivo, al modo particular del deseo

Así como el caso Juanito es el puntapié inicial para la clínica psicoanalítica con niños quisiera puntuar que también parece ser el puntapié inicial para pensar la transferencia de padres hacia un analista.

En este caso tenemos un padre, asiduo a las reuniones de los miércoles, recordemos que la madre del niño había sido analizada por Freud, con lo cual podemos suponer una relación transferencial sostenida de ambos hacia el psicoanalista.

Cada padre y cada madre se encuentran atravesados por lo que cada uno es, en tanto hombre o mujer, y es así que mucho antes de que el niño se encuentre con el Otro sexo, esta atravesado por la inexistencia de la relación sexual.

“No hay relación sexual”, era la forma de Lacan de explicar que las cosas entre hombres y mujeres no funcionan. El problema es anudar el goce a otro, un semejante y además otro sexuado. El goce no se comparte con lo cual uno goza solo.

La perturbación amorosa es casi inevitable, esta presente en todos los casos y en el relato de nuestros pacientes.

Para complicarlo, y también para sostener aún mas esta posición teórica que les propongo recordemos que entre el hombre y la mujer hay otro tercero, el objeto a.

Lo que llamamos cuerpo no es mas que ese resto que llamamos objeto a, no se puede gozar mas que de una parte del cuerpo del Otro.

No hay relación sexual porque el goce del Otro, considerado como cuerpo es siempre inadecuado, en tanto que el A se reduce al objeto a.

La relación sexual- relación de sujeto a sujeto es una imposibilidad, NO CESA DE NO INSCRIBIRSE,

Sin embargo el Amor en el que estará incluido- el Amor de Transferencia – se encarna en el CESA DE NO INSCRIBIRSE, cada quien marca la huella de su exilio de la relación sexual como hablante.

El análisis demuestra que el amor en su esencia es narcisista y denuncia que la sustancia pretendidamente objetal es de hecho lo que en el deseo es resto, es decir, su causa y el sostén de su insatisfacción y hasta de su imposibilidad.

El Amor es impotente aunque sea reciproco, porque ignora que no es mas que el deseo de ser Uno, lo cual nos conduce a la imposibilidad de establecer la relación entre los dos sexos.

El Amor va de la contingencia del encuentro, a la necesidad de un destino que NO CESA DE ESCRIBIRSE. Encontramos otro por azar, luego esperamos que eso dure para siempre, es la definición de lo NECESARIO.

En 1978, Lacan presenta su texto “Conclusiones” en las Jornadas de Paris, donde dice que el amor en el mejor de los casos une dos síntomas –

Esta condición implicaría que cada uno hizo un synthome en torno al Otro, hacer synthome del Otro implica algo del orden de la invención.

A diferencia del Seminario 23 acá dice que hay Synthome para él y para ella.

Uno se inventa que el Otro le va como un guante.

Habrá relación sexual por separado, cada uno se relaciona con el synthome que hizo en relación al Otro, a esto Lacan lo llama intersintomatique

Cada uno sostiene el remanente reparado de la relación sexual, lo sostiene mas o menos bien anudado de acuerdo a su synthome.

Es en este punto de lo inter-sintomático entre un hombre y una mujer, que han devenido padre y madre, donde el analista que trabaja con niños, debe a mi entender orientar la dirección de la cura, y explorar allí para entender en que lugar esta ubicado el niño portador del síntoma.

No es lo mismo suponer una sola transferencia en los padres que suponer que cada uno hace síntoma o no de acuerdo a la estructura del otro, sabiendo que cada padre y madre tiene su estructura donde lo real, lo simbólico y lo imaginario, que lo llevará a una posición particular y única en relación al analista de su hijo.

Padre y madre, son funciones significantes, así como también lugares reales, donde cada sujeto puede ubicarse o no como padre o madre.

Estas coordenadas presentan una suerte de variaciones y matices para cada uno, lo cual lleva a que si se escucha a ambos progenitores, y es necesario hacerlo, es notorio que cada uno habla de su hijo, presentando un objeto diferente.

Recordaremos que en la trastienda del síntoma encontraremos la trama de representaciones en la que tanto la madre como el padre encuentran su lugar como hombre y como mujer y en la que el niño responde a la manera particular y sintomática que ellos tienen de formar pareja. O sea, los malentendidos propios del desencuentro ante el “no hay relación sexual”, ante lo cual propongo conceptualizar que es necesario como analistas teorizar un triple lugar de escucha, sabiendo que no es indiferenciado que por un hijo hable un padre o una madre, sino habilitando la escucha al lugar del padre y al lugar de la madre, porque en psicoanálisis a diferencia del amor romántico de dos no se hacen uno.

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