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  • Lic . Verónica Icasuriaga


A sus quince años, Mario es derivado por un colega que dirige un hogar para “chicos de la calle”.

La presentación que hace de él, es que sufrió enormes maltratos por parte de los padres, con mas de doscientas marcas en el cuerpo para comprobarlo.

La dificultad que se presenta en el hogar y en la escuela es que no habla.

Ante cualquier inconveniente responde a los golpes parando solamente cuando lastima o es lastimado, y a veces ni aún así.

Mario acude puntualmente, sin decir palabra, me entrega el papel donde le habían escrito mi nombre y dirección.

Ingresa al consultorio y aunque sus ojos no se veían debajo de una gorra que prácticamente los tapaba, era notorio que observaba cada detalle y cada movimiento mío.

Durante las primeras entrevistas se mantenía en silencio, observando algún punto fijo, casi estático, excepto cuando intuía que yo no me daba cuenta, por debajo de la gorra, cuidadosamente me miraba.

Ante mi menor movimiento, desviaba nuevamente sus ojos, al punto fijo que había elegido.

En el Seminario XI Lacan nos dice, retomando la relación de la mirada.

“Estamos en tiempo de guerra. Avanzo en la llanura y supongo que estoy bajo una mirada que me acecha. Si lo supongo, no es por que tema que mi enemigo se manifieste de algún modo, atacando, pues en ese caso la situación se relaja y sé con quien habérmelas. Lo que más me importa es saber lo que el otro imagina, detecta de mis intenciones, cuando avanzo, por que para mi se trata de ocultarle mis movimientos. Se trata de una astucia”

“La dialéctica de la mirada se sostiene en este plano, lo que cuenta no es que el otro vea donde estoy, sino que vea a donde me dirijo; es decir precisamente que vea donde no estoy” Retomando la relación a la palabra, tomaré lo que Lacan expresa en el Capítulo “La Tópica de lo Imaginario” del mismo Seminario. Platea que el fundamento de la acción terapéutica, suele decirse es que el sujeto identifica al analista con su ideal del yo o por el contrario con su Súper – yo”

“El súper yo se sitúa esencialmente en el plano simbólico de la palabra, es un imperativo, tiene relación con la ley, pero es a la vez una ley insensata, que llega a ser el desconocimiento de la ley. El súper yo es simultáneamente la ley y su destrucción. En esto es la palabra misma, el mandamiento de la ley, puesto que solo queda su raíz. La totalidad de la ley, se reduce a algo que ni siquiera puede expresarse, como él “Tu debes”, que es una palabra privada de sentido.

En este sentido, el súper yo acaba por identificarse solo a lo mas desbastador, a lo mas fascinante de las primitivas experiencias del sujeto. Acaba por identificarse a lo que llamo figura feroz, a las figuras que podemos vincular en los traumatismos primitivos, sean cuales fueren que el niño ha sufrido.”

“Cada vez que estamos en el orden de la palabra, todo lo que instaura en la realidad, otra realidad, finalmente adquiere su sentido y su acento en función de este orden mismo.

Si la emoción puede ser desplazada, invertida, inhibida, si ella esta comprometida en una dialéctica, es porque ella esta capturada en el orden simbólico.”

El “sin palabras” de Mario esta inscripto en esta dialéctica.

Cierto día deja de mirar un punto fijo, para comenzar a observar la replica de “Neftis”, una diosa de la mitología egipcia que estaba sobre una repisa.

Le digo que si quiere puede tomarla. Acepta y pregunta “¿esto es suyo?” Le digo que si y le cuento que era una diosa que representaba para los egipcios el atardecer y creían que tenia poderes mágicos.

Al finalizar esa entrevista me dice: “La próxima vez, no vengo” Le pregunto sorprendida ¿por qué no? Casi sonriendo dice “Bueno, esta bien, vengo” A partir de allí al finalizar las entrevistas se dará siempre el siguiente dialogo: A: “Te espero la próxima semana” M: No sé si voy a venir A: “Yo te espero” M: Bueno esta bien, vengo

Cito a una entrevista a B, encargada del hogar, una de las personas mas nombradas, entre lo poco nombrado por Mario. Cuenta que es muy querido por todos, pero que no saben como ayudarlo.

En el hogar no habla, pelea todo el tiempo, sin medir las consecuencias.

Básicamente conocen la historia por el legajo judicial, ya que él nunca ha contado nada.

Consta allí que la policía acudió a la casa, por orden del juez de Menores, ante denuncias reiteradas efectuadas por los vecinos de agresiones.

Lo encuentran a él y a un hermano, atados por una cuerda, colgados cabeza abajo.

Al venir la policía y desatarlos, Mario escapa de la casa por los techos y no lo pudieron seguir.

A sus padres se los llevan detenidos por unas horas.

A partir de la entrevista realizada con “B”, comienza a hacer preguntas sobre mí: ¿Leía yo, todos los libros que tenía? ¿Cuánto tiempo había estudiado? ¿Las plantas que había en el pasillo eran mías? ¿Cuántos años tenia?

A partir de su interés, comencé a responder brevemente y usar esa misma pregunta para él: ¿Le gustaba leer? ¿Qué le gustaba estudiar? ¿Le gustaban las plantas? ¿Cuántos años tenía? ¿Cuándo era su cumpleaños?

De esta forma fue desplegando que le gustaba leer poemas, estudiaba electricidad, el próximo año iba a cambiar de colegio y además hacia equitación.

Cuenta que era el encargado del parque del hogar, con lo cual sabia mucho de plantas y comienza a explicarme como se cuidaban los rosales, cuando los transplantaban, etc.

Mario comienza a llegar horas antes a la puerta del consultorio y se quedaba ahí esperando su horario.

Se hace amigo del quiosquero de enfrente al cual le hacia preguntas sobre mí, si yo trabaja mucho, a que hora me iba, si vivía ahí, etc.

En el Seminario XI, en el Capitulo “EL sujeto y el Otro: La Alineación”, Lacan pone el acento en las operaciones de la realización del sujeto en su dependencia significante respecto del lugar del Otro.

“La relación del sujeto con el Otro se engendra toda en un proceso de hiancia. Los procesos han de articularse circularmente entre el sujeto y el otro, del sujeto llamado al Otro, al sujeto de lo que el mismo vio aparecer en el campo del Otro, del Otro que regresa allí”

Colette Soler siguiendo a Lacan en “Variantes de la cura tipo” dice “ la relación analítica es siempre en cierta manera, una relación de alineación”

El sujeto hace la experiencia de su alineación en el oyente, depende del oyente que lo entienda o lo anule.

Lacan lo formula diciendo “Si conforme a la ley de la palabra es en él, el psicoanalista, en cuanto Otro donde el sujeto encuentra su identidad, es para mantener en ella su ser propio”

O sea se trata de la alineación en el Otro pero de una alineación que debe mantener el ser propio del sujeto.

“B” comienza a enviarme informes sobre como esta Mario en el hogar, sobres sus peleas con cuchillos, palos o cualquier objeto que tuviese a mano cuando se enojaba.

Estos informes se los leo en voz alta, y voy preguntando.

Cuando puede empezar a enojarse, manifiesta que le molesta que lo roben, que le toquen sus cosas, que no haya “justicia”.

Si bien las peleas parecen ir disminuyendo, de tanto en tanto, viene vendado, lastimado, golpeado.

La diferencia es que al entrar se ríe y dice “¿me vas a preguntar que paso ¿no?”.Y comienza a hablar.

Será a partir de su pedido de “justicia” que lentamente ira armando su propia historia. Contará que su hermano mayor le pide en cierta ocasión, ayuda para robar el dinero que la madre tenia ahorrado, en un escondite de la casa.

Mario lo ayuda, encuentran el dinero y se lo gastan en video-juegos. El dirá luego que no jugó, que solo acompañó a “E”, su hermano.

Luego de gastado el dinero, vuelven a la casa. Descubierto el robo, el padre los castiga, colgándolos a ambos de una viga que había en el techo, amarrados por los pies y manos, contra la pared, de tal forma que el movimiento de uno, provocaba que el otro se golpeara la cara contra la pared y viceversa.

Ante la perduración del castigo, que nadie registra de cuanto tiempo fue, pero para él, paso toda una noche y todo un día, los vecinos llamaron a la policía.

Pasara algún tiempo en la calle, durmiendo en estaciones de trenes y muchas veces en las guardias de los hospitales, a veces ni siquiera eso, simplemente en la calle.

Un día alguien le habla de un hogar, junto a dos chicos mas, deciden ir a “probar suerte” Los reciben y les dan una habitación. Sus compañeros le roban al hijo de la dueña un par de zapatillas y se escapan. Mario se queda, pero lo expulsan acusándolo de complicidad.

Vuelve a la calle, esta vez por mas tiempo, pero de cómo se alimentaba, donde dormía o que cosas hacia para sobrevivir, nunca dirá nada.

Nuevamente “alguien”, le cuenta de otro hogar, al cual decide ir solo, colándose en el tren y allí se quedara.

Los padres son comunicados por el juez, donde se encuentra.

La madre ha ido una vez por año, para pedir la constancia de escolaridad, que le permite cobrar el beneficio social, y la mayoría de las veces en el horario en que Mario esta en la escuela.

Al tiempo el hogar comienza a promover las visitas a su casa, para ver a los padres y hermanos, generándose a su retorno escenas de gran violencia con algún encargado.

Ante mi oposición manifiesta al hogar a que se realizarán estas visitas por el momento, comenzará a hablar del alcoholismo de sus padres y hermanos, de cómo el alcohol los enloquece, momentos en los cuales le pegaban con gran violencia, sobre todo en la cabeza.

Poco tiempo después plantea la posibilidad de ir de visita a su casa, pudiendo volverse al hogar, cuando su familia comenzaba a alcoholizarse.

Decide comenzar el secundario nocturno, con chicos de su edad. Inicia, junto a dos compañeros un curso de soldador, oficio que ejercía su padre, y el cual ayudaba. Su profesor le dice que es muy bueno, aprendiendo rápidamente.

Hasta aquí llega el relato clínico, hasta aquí llega este tratamiento, porque es hasta aquí también que llega la vida de Mario, quien a sus 16 años fallece en un accidente de tren, mientras viajaba con sus amigos hacia el curso de soldador.

Es de esta forma que las palabras dichas por él, al final de cada entrevista “La próxima vez no vengo” pasan a lo real.

Daniel Zimmerman en su articulo “Sobre la angustia del analista” nos dice “el agujero, la perdida que provoca en el sujeto (analista) un duelo, esta en lo real”

Es el sistema significante en su conjunto, el que resulta cuestionado por el menor duelo.

EL aparato simbólico esta dedicado a encontrar un significante que cubra la perdida y es precisamente el no poder encontrarlo, lo que lanza el movimiento.

Movimiento que relanza este escrito, para intentar contornear simbólicamente ese agujero en lo real.

Para terminar quisiera compartir con Uds. los siguientes versos de Serrat:

“Uno se cree que los mato el tiempo y la ausencia pero su tren vendió boleto de ida y vuelta

son aquellas pequeñas cosas que nos dejo un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón

como un ladrón te acechan detrás de la puerta te tienen tan a su merced como hojas muertas, que el viento arrastra y ahoga aquí que te sonríen triste si y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve”

Muchas gracias.

  • Lic . Verónica Icasuriaga


Acuden a la entrevista, los padres de Marcos, consultando por los miedos de su hijo menor, los cuales han ido “aumentando con el tiempo”.

Ellos no estaban muy seguros de realizar la consulta, pero es el niño el que insiste en ir a un psicólogo.

Lo definen como extrovertido y sociable. Marcan el inicio de las dificultades un par de meses atrás, cuando volvió del colegio por que “le dolía la panza”.

Esto comienza a repetirse diariamente.

Marcos llama a su casa, donde se encuentra la señora que lo cuida y le “ordena” que lo vaya a buscar.

Tiene miedo al ingreso a la escuela, debiendo ser “arrancado” de sus padres, por las docentes.

Esto provoca grandes crisis en él, que llora y suplica para ser llevado a su casa.

Ante estas demostraciones de angustia, la psicopedagoga del colegio, pide a los padres que acudan para acompañar al niño en ambos recreos y que permanezcan junto a él.

Ha dejado de jugar y relacionarse con sus compañeros, mostrándose todos los recreos angustiado por el momento de alejamiento de sus padres.

A la salida exige que vayan a esperarlo media hora antes “por las dudas”.

Si no los ve inmediatamente al salir, comienza a llorar desconsoladamente.

Para el padre; Marcos es su punto débil.

Para la madre, un hijo al que sobreprotege, lo persigue todo el día, para que coma, para que se abrigue, etc.

Ella dice “el no hace nada, si no le ando detrás”.

Recordemos acá que en el advenimiento de un sujeto al mundo, hay que considerar, como cuestión preliminar, de que manera su madre, ha resuelto su complejo de Edipo, su confrontación con la castración, para saber que lugar ocupa el niño en su fantasma.

Marcos es el único hijo varón de esta pareja, tiene siete años, precedido por una hermana de doce, que para los padres, “es su antítesis”, ya que es callada y tranquila”.

Ambos querían y deseaban un hijo varón, y lo imaginaban tal cual es, para ellos “la alegría de la casa”.

Los “dolores de panza” del niño, son contemporáneos, al diagnostico de un “tumor de páncreas” a un tío, de la línea materna, muy cercano afectivamente al niño.

Los padres de Marcos son médicos, por lo cual, se han hecho cargo de esta “penosa situación” familiar y cargaron con el secreto del inminente desenlace fatal.

A partir de la muerte de su cuñado, padrino del niño, el padre, comienza a tener temor al cáncer de piel, cualquier mancha o lunar, despiertan sus angustias.

Teme morirse joven, como el hermano de su esposa.

Ambos padres se encuentran en tratamiento psicológico.

Recordemos que en sus cartas a J. Aubry, Lacan sitúa al síntoma en el niño, como aquello que “esta en posición de responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar. El síntoma en ese contexto se define como representante de la verdad de lo que es la pareja parental”.

La práctica analítica con niños nos lleva a interrogarnos sobre la estructura del sujeto en la infancia y sobre los tiempos constituyentes de su subjetividad, momentos en los que se cobija entre los fantasmas parentales.

Me pregunto por el atravesamiento del duelo en la infancia ¿cómo y quien recorre el duelo? ¿el niño y/o sus padres? ¿sus padres y desde sus posiciones fantasmaticas el niño?

Si pienso en esta pareja, y por lo expresado en la entrevista, queda una madre “persiguiendo todo el tiempo” a su hijo, un padre débil y ahora sumido en sus propios temores de muerte.

Más debilitado todavía en su función paterna.

Al modo del padre de Juanito, el padre de Marcos es un padre “inoperante” y al mismo tiempo, el niño es sujetado por su madre, fuente de su angustia.

EL síntoma es contemporáneo a la muerte de su tío y al tránsito del padre por sus propias fantasías de muerte, lo cual lo aliena aun mas a las demandas maternas.

El niño ingresa al consultorio enojado y molesto, repite intelectualmente teorías sobre lo que le pasa.

El “sabe” lo que tiene.

La primera vez que le pasó, fue cuando Mary (la señora que lo cuida), no lo fue a buscar a horario, y a partir de ahí le vino el miedo.

Luego se enfermó “ de la panza” y es por eso que tiene miedo de “perderse”.

¿Miedo de perder – se?

A todas las teorías que me expone le digo que parecen posibles, pero eso no es todo, ya que con todas estas explicaciones, él no se ha calmado.

Por primera vez se ríe, y dice que él ya lo sabia.

Era para ver si yo “caía”.

¿Engaña para que el otro caiga?

¿De que engaño se trata?

Su deporte preferido es el fútbol, fanático de River, igual que el padre.

Esta enojado porque Boca pueda alcanzar con los puntos a River, por que el último partido, lo empataron y tenia que haber ganado.

A continuación me dice que tiene fiebre, le digo que debe de estar caliente por que Boca va a alcanzar a River.

Dice que la madre, cuando él dice que tiene fiebre, le da “medicamentos” y lo lleva a otro doctor, por que ella se pone muy nerviosa.

Le pregunto que hace el papá, él dice “peor”.

¿Qué valor tiene para los padres, la palabra de Marcos?

¿Un sentido medico concreto ante la demanda de un hijo?

Eligirá diferentes juegos, en los que confunde, varias veces el “avanzar” con el “retroceder”, mientras comete un fallido. En vez de decir que tiene miedo a estar “sin” los padres, dice que tiene miedo a estar “con” los padres. ¿Miedo a quedarse “pegado” a ellos?

En la entrevista con los padres, hago evidente la necesidad de “despegarse” ellos de su hijo.

Tienen que avanzar hacia la privación.

El padre a quien este movimiento le es muy difícil, ha hablado con los amigos del niño, para que lo retengan, cuando ingresa en los recreos.

Cede el “no”, el marcar la imposibilidad a otros, por que él se angustia.

Si el padre no soporta sobre si la angustia de privación, Marcos retrocede.

El padre avanza y retrocede.

Habla con el niño de que tiene que formarse con su clase, pero le aclara que si no puede vuelva donde esta él.

Marcos vuelve.

Cuando el niño lo cuenta le digo que si el Papá fuera mas firme, el no dudaría tanto.

Comienza a hablar de otros temas, como el Baile del Beso, al cual él tiene miedo de ir, por que serian muchas horas sin los padres (desde el primer dolor de panza, ya no sale solo a ningún lugar, si los padres no van, él tampoco, esta recluido en su casa, lugar en el que se siente seguro).

Su preocupación sobre el Baile del Beso radica, en que también va a ir Cecilia, la chica que le gusta.

Le digo que si no va, que no se preocupe que Cecilia puede bailar con otro chico.

Corto la sesión.

La vez siguiente cuenta que en el recreo, se quedo con Cecilia, hablando del baile y que ni se acordó que su papá estaba en el colegio.

Tengo una entrevista con los padres, para pedirles que dejen de ir a los recreos, que se vayan retirando, retrocediendo paulatinamente.

Propongo comenzar a manifestar a Marcos dificultades para concurrir a los lugares que el niño pide que lo lleven.

Por otro lado solicito que lo alienten a que vaya solo.

La madre comienza a no poder ir, según le dice a Marcos por sentirse mal, y el padre no puede porque quiere cuidar a la madre. Se enoja con los padres, y también conmigo, imagina que algo pasa.

Le pregunto si es la primera vez que su mamá se enferma, dice que no, que cada dos por tres le duelen las articulaciones. Lo nuevo es que el padre quiere estar con ella.

Marcos cuenta que lo invitaron a un cumpleaños. No sabe si se va a animar a ir.

Digo que si no va, se lo pierde.

Sus padres seguirán dándole excusas diferentes y lentamente dejarán de asistir a los recreos.

El niño insiste y yo trabajo con los padres, para que no retrocedan.

Lentamente se incorpora a los recreos, habla de sus juegos, con sus amigos y de la preparación del Baile del Beso.

Ayuda que hay otro niño, al que le gusta Cecilia y le hace bromas en los recreos, esto lo tiene ocupado, intentando ser mas divertido que el otro niño.

Lo aliento a que no pierda su lugar.

Comenzará a hacer pequeñas salidas de la casa, al principio se vuelve enseguida y muy angustiado.

Esta pendiente del reloj, para saber cuanto tiempo esta lejos de la casa.

En sesión elegirá juegos, donde ante la menor dificultad se da por vencido, no lo dejo, lo aliento a seguir.

Se enoja ante una situación adversa.

Al principio abandona, lentamente le entusiasma la idea de ganarme, ante lo exageradamente contenta que me muestro cuando yo le gano a él.

En el escrito “La significación del falo”, el nudo del síntoma es situado en el momento en que el niño se confronta con la castración de la madre.

En este hecho, el padre ocupará el lugar del “agente real de la castración”.

Este por medio de su interdicción prohibirá el goce en la relación madre-niño, separando al niño de ese lugar de falo imaginario – falo absoluto con el que ambos se complementan.

Para que esta operación tenga alguna posibilidad de éxito, la madre habrá debido sostener en sus dichos, el Nombre del Padre.

En el Seminario V Lacan dice, “la experiencia nos prueba que el padre considerado en tanto que él priva a la madre de este objeto, especialmente del objeto falico, de su deseo, juega un papel esencial en todas las neurosis”.

“.....el padre priva a alguien de lo que al fin de cuentas no tiene, es decir lo priva de algo que no tiene existencia mas que en tanto ustedes lo hacen surgir a la existencia en tanto símbolo”.

“..es pues sobre el plano de la privación de la madre que se plantea la cuestión para el sujeto: la de aceptar, registrar, simbolizar, el mismo, volver significante a esta privación, cuyo objeto se comprueba que es la madre”.

Para Lacan, este es el punto nodal del Edipo, recordándonos que quien es castrado, en la ocasión, no es el sujeto, es la madre.

Marcos pasa de abandonar a querer ganar haciendo trampas, además por ejemplo, decirme que le volvieron todos los miedos, que esta mal.

Cuando tranquilamente le pregunto por que, comienza a reírse, dice que es mentira.

La verdad es que fue al Baile del Beso y su disfraz de calabaza gano el primer premio.

Además bailó con Cecilia.

A partir de esa salida, comienza a realizar otras, a cumpleaños, casa de amigos, partidos de fútbol, como acordamos no lleva reloj, por que no se trata de cuanto tiempo pase sino de cómo lo pase.

Sesiones posteriores, me pide vacaciones.

Se las doy por un mes, marcando una entrevista con los padres para entonces.

Acude a está la madre, para decir que Marcos ya esta bien, que sale a todas parte solo, y que se queda a dormir en la casa de los abuelos y también de los amigos, que me manda un beso pero que no quiere volver.

Estoy de acuerdo con él, acordando la suspensión del tratamiento.

Me convoca la pregunta ¿cuál es la relación entre síntoma y duelo?

Pensar el síntoma en la vertiente significante es tener en cuenta que son necesarios dos significantes, S1 – S2 que se opongan en sincronía y se articulen diacrónicamente para tener un sujeto causado por lo simbólico.

Este sujeto esta en posición de responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar.

La metáfora paterna permite inscribir en términos significantes, la relación entre Madre y Padre que se realiza bajo los términos Nombre del Padre, Deseo de la Madre, cuyo resultado es la subjetivación en el niño de la significación fálica.

Pero también es propio del Nombre del Padre fallar en su operación de metaforización de manera que surgirá en el niño, el síntoma por insuficiencia del Nombre del Padre, en tanto lo simbólico, por estructura es insuficiente para sofocar el goce, o la pulsion que intenta satisfacerse.

Ana Celia Nemaric en la “Estructura del Síntoma” dice que hay dos manera de presentación de la fobia, aquellas que podemos llamar de carácter transitorio y el síntoma fóbico.

La primera, la cual puntuaría que es de la que hablamos en este caso clínico, indica el momento de pasaje en la estructura de la madre al padre.

Se trataría del surgimiento momentáneo del deseo de la madre, constituyendo el miedo un llamado al Nombre del Padre.

Para terminar quisiera recordar que Lacan en “La tercera” presenta el nudo borromeo de tres consistencias, en el que ubica la vida en la cuerda de lo real y la muerte en lo simbólico, el duelo nos pone sobre la pista de que la vida en el limite se enlaza a la muerte por el significante.

En los alrededores del goce emerge el sujeto, momento crucial en la niñez ya que en el entorno muerte – vida, real –simbólico, se juega la chance del surgimiento del síntoma estructurante del sujeto en la niñez, operación solidaria del efecto de caída del niño como objeto del fantasma materno. Muchas gracias



El discurso cultural de cada época da cuenta de un momento histórico determinado,favorece ciertas idealizaciones, determina conceptos de normalidad o patología, fija conceptos de lo licito y lo ilícito, etc.

Fernando Ulloa ha llamado “cultura de la mortificación” a aquella situación estable donde la calidad de vida y las condiciones de trabajo de una población han disminuido sensiblemente produciendo efectos en los sujetos del orden del sufrimiento y la intimidación que vividos cotidianamente terminan siendo asumidos como “normales”.

El sujeto niega que existan esas condiciones adversas vivenciando familiarmente lo siniestro. Por ejemplo para muchos ciudadanos, la primera vez que ven una persona en situación de calle puede angustiarles pero hoy frente a la “normalidad” de verlas a diario, las personas en situación de calle pasan a ser parte del paisaje de la ciudad, impidiéndoles este mecanismo psíquico de negación, registrar el padecimiento de esa situación, desde lo social y/o humano.

Lacan señala la dependencia estructural del sujeto humano de la organización familiar, la cual transmite la posibilidad de la constitución subjetiva, y llevó en las últimas décadas a replantear el estatuto de la infancia, manteniendo la conexión con la historicidad que le es propia.

Para el psicoanálisis infancia es el tiempo en el que se juegan ciertas operaciones fundantes, tiempos constitutivos donde cobra valor el juego, que evidencia movimientos entre el sujeto y el Otro, que le servirá para anudar la estructura.

Pero si no hay quien encarne adecuadamente el lugar del Otro, o sea el lugar de la función de los padres, ese espacio se desmaterializa, es un vacío, se abre un abismo para el niño y/o adolescente quien queda en una situación de desamparo, y una de sus consecuencias es un incremento de la violencia.

Los niños y adolescentes juegan lo que viven, y si un juego realizado en una país armamentista es furor en nuestro país, tal vez sea que en algo nos estamos pareciendo, y es en que nuestros niños/adolescentes también saben que tienen que aprender a sobrevivir en una sociedad globalizada.

A diferencia de los juegos tradicionales en los actuales juegos los “buenos no siempre ganan”.

En estos juegos virtuales la muerte no representa un final, sino la posibilidad de un nuevo inicio de otra partida donde volverá a intentar sobrevivir, una y otra vez.

Solo se sobrevive matando al resto, y puede exponer al jugador infantil a una confrontación directa con la violencia que para la subjetividad del niño era inaceptable y se podría volver posible.

¿Por qué los niños demandan estos juegos?

La vida actual es un riesgo, el solo hecho de volver sanos y salvos a casa es una preocupación cotidiana de los adultos, los valores sociales se han desmoronado y en los conflictos sociales adultos, “los buenos” también muchas veces pierden.

El temor invade nuestra cotidianeidad, desde los noticieros, los cuales llamativamente aún no están en un horario de protección al menor, vemos a diario noticias de asesinatos, violencia y malestar, hay un incremento de la descomposición social que generan desprotección y deshumanización, los niños conviven en sus casas cotidianamente con noticias sobre muerte y el peligro.

Hoy en día los niños no crecen ya dentro de los límites de seguridad que ofrecía una extensa familia o una comunidad bien integrada, y los paradigmas de seguridad se desmoronan frente a nuestra mirada.

Vivimos en la actualidad una gran crisis social y económica cuyas consecuencias será para muchos la desocupación y lo que es peor también la indefensión.

La inseguridad de las leyes dejan a las personas en desamparos simbólicos, lo que brindaba garantía a la subjetividad se quiebra.

Esta situación social con la cual conviven los niños y adolescentes de hoy, se manifiesta en una transformación en sus gustos e intereses, de tal forma que la violencia también se representa en formas lúdicas en juegos de “sobrevivencia”, donde el fin es matar o morir en ese intento, como por ejemplo en el Fortnite Battle Royale

Ya no hay reglas - ¿Será por esto que los niños demandan y disfrutan tratando de perdurar en una isla, rodeados de una tormenta eléctrica que los amenaza mientras tratan de sobrevivir a otros jugadores?

Sigmund Freud nos hablaba en su texto “El malestar en la cultura” de que “la vida como nos es impuesta resulta gravosa: nos trae dolores, desengaños, tareas insolubles. Para soportarla no podemos prescindir de calmantes. Los hay de tres clases, poderosas distracciones, que nos hagan valuar en poco nuestra miseria, satisfacciones sustitutivas, que la reduzcan y sustancias embriagadoras que nos vuelvan insensibles a ella”

“Poderosas distracciones” nos dice Freud, dentro de lo cual ubicaré a los videojuegos. Es una satisfacción sustitutiva, no transforma la realidad pero es muy efectiva psíquicamente para los niños, permiten la tramitación de cantidades de excitación de un modo eficaz, permite al niño codificar experiencias.

Es bueno aclarar que un juego no es lo mismo que un hecho, solo los hechos traumatizan en el sentido de que actúan directamente sobre el psiquismo sin tramitación., pero cuando no hay un un velamiento efectivo por los padres en la infancia, puede generar en el niño fallas en su tramitación simbólica.

La dificultad de los padres en poner acotamiento a los juegos virtuales puede generar síntomas en sus hijos, como bajos rendimientos académicos, trastornos del sueño por quedarse jugando hasta altas horas de la noche, etc.

Es necesario que en la infancia y la adolescencia se cuente con una mediación parental, para que la experiencia pueda ser delimitada y metabolizada como un juego más.

Si ante el avance de estas “poderosas distracciones” no hay un acompañamiento paterno, la ineficacia de la contención y sostén de los adultos, hacen que los niños encuentren cada vez menos de donde asirse, poniendo a prueba el limite de su estructura, debiendo operar cada vez mas precariamente con sus posibilidades de resolver situaciones en su psiquismo infantil.

Es imprescindible que los padres, desde su función de cuidado, se involucren informándose sobre el funcionamiento de los videojuegos, y cabe aclarar que no es necesario jugarlos para entenderlos.

Es importante estar atentos a como estos pueden influir en el comportamiento de sus hijos, por ejemplo observar como resuelven las situaciones de frustración que les presenta el juego.

Si bien los niños y adolescentes nos muestran una habilidad maravillosa para manejar las tecnologías, es transcendental recordar que su psiquismo sigue requiriendo del acompañamiento de la función paterna para guiarlos en el proceso de maduración que aún queda por recorrer.

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